jueves, junio 24, 2010

como una dueña



***
Movimiento

Una mujer sola frente al mar
es más majestuosa que él.
Puede pasar una gaviota
augurando la muerte
o puede caer el sol humedeciendo
las lonas de las carpas
hasta apagarlas,
pero una mujer
frente al mar
mece su soledad como una dueña
y no se estremece.
La luz del mar tiene la importancia
y el movimiento de su ánimo, de su alma.
El viento suena alrededor
de la mujer
y la despierta:
ahora se trata de la playa sin luz, una mujer,
el sol caído, el sonido del mar,
carpas levantadas,
el viento que lo da vuelta
todo.

Irene Gruss, Buenos Aires, 1950
imagen de Alain Daussin

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