martes, noviembre 30, 2010

pacientes y esforzados



Masas

Vagaba por las montañas y vi la niebla azul y
los peñascos rojos y quedé azorado;
en la playa donde maniobra el impulso incesante de la marea,
permanecí en silencio;
bajo las estrellas, en la pradera mientras miraba la Osa Mayor inclinada
sobre el horizonte, me llené de pensamientos.
Grandes hombres, desfiles de guerra y de trabajo, soldados y obreros,
madres con sus hijos en brazos —a todos ellos conocí
y sentí una emoción solemne.
Y entonces, un día puede ver verdaderamente a los Pobres, millones
de Pobres, pacientes y esforzados; más pacientes que
los peñascos, las mareas y las estrellas; infinitos, pacientes como
la negrura de la noche— y rotos todos ellos, humildes ruinas de las naciones.



Felicidad

Les pedí a los maestros que enseñan el sentido de la vida
que me dijeran qué es la felicidad.
Y me dirigí a los grandes ejecutivos que dirigen el trabajo
de miles de hombres.
Todos movieron sus cabezas y sonrieron como
si me burlara de ellos
y entonces, un domingo a la mañana, caminando a lo largo
del río Desplaines
vi un grupo de húngaros debajo de los árboles con
sus mujeres e hijos y un barril de cerveza y un
acordeón.

Carl Sandburg, Illinois, 1878- 1967
en Carl Sandburg, Selected Poems, Gramercy books, New York, 1992
versión © Silvia Camerotto
imagen: Carl Sandburg en UNCP EDU

Masses
Among the mountains I wandered and saw blue haze and
red crag and was amazed;
On the beach where the long push under the endless tide
maneuvers, I stood silent;
Under the stars on the prairie watching the Dipper slant
over the horizon's grass, I was full of thoughts.
Great men, pageants of war and labor, soldiers and workers,
mothers lifting their children--these all I
touched, and felt the solemn thrill of them.
And then one day I got a true look at the Poor, millions
of the Poor, patient and toiling; more patient than
crags, tides, and stars; innumerable, patient as the
darkness of night--and all broken, humble ruins of nations.



Happiness

I asked the professors who teach the meaning of life to tell
me what is happiness.
And I went to famous executives who boss the work of
thousands of men.
They all shook their heads and gave me a smile as though
I was trying to fool with them
And then one Sunday afternoon I wandered out along
the Desplaines river
And I saw a crowd of Hungarians under the trees with
their women and children and a keg of beer and an
accordion.

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