sábado, octubre 20, 2012

verónica zondek. es destrucción sempiterna


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Es destrucción sempiterna por destino 
porfiada como el mundo en perpetuo movimiento
irrepetible quién sabe 
nido 
con una hoja filosa clavada en el costado mismo de su razón 
amurallá 
arrasá 
des 
aparecía. 

Van y vienen. 
Arden 
flotan 
emergen las gentes boca abajo 
se trizan boca arriba aplastadas 
por humano exceso de obra soberbia 
por naturaleza a secas 
porque sangran la fuerza de las especies 
y mueren/gritan dolor 
porque heridos los sobrevivientes 
porque herida también tú 
la condenada al claroscuro 
tú 
la profanada santa 
sobrevives hundida por gracia de 
por tanto morir tu resistencia 
un poco más acá del saber que por cierto guardas 
de la preñez que hará reventar tu semilla 
misma la memoria en polvos suspendidos en el viento 
un poco más o un poco menos que cualquier cosa 
en el anónimo y nombrado desastre de las inversiones 
que arrasa y corroe y mata el corazón del humedal 
y erige poder tan anónimo frente al horizonte 
que envenena las arterias/ las venas/ los capilares 
y agota los cauces/ los pozos/ las norias 
el cuerpo 

 y muere el ganado. 

 Silencio. 

Silencio porque a ciencia cierta 
no hay hongo que valga un saber 
en el acontecer mismo del pasmo. 

Ni profeta ni pitonisa: 
flor por fuerzas del no olvido 
entre escombros y trinos encendidos porque sí 
y canelos y mañíos duros de roer 
y gentes 
que por doquier cosen sus males en sordina amarga 
y tabla con tabla más tesón con tesón 
construyen una casa 
oportunos la arman 
pues es menester huir de calofríos salvajes y sombras. 

¿Ciudad? 

Cuidad nuestra y araña 
de finísimo encaje y boca devastadora. 
Es tu cuerpo el que veo pender de una hebra. 
Es tu cuerpo el que viene de temblor en prodigio 
y va de prodigio en temblor 
porque hilandera 
tejes que tejes para tu niño el tul de un hogar 
entre mates mañaneros y cocidos 
y un pan caliente untado con miel. 


Verónica Zondek, Santiago 1953 
Selección de La ciudad que habito, CCM Conarte 2012, Ediciones Kultrún, Valdivia, 2012 
imagen de Adam Caldwell© – Fresh, en Uno de los nuestros

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