martes, julio 02, 2013

ignacio uranga. un cordaje tiembla...



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un cordaje tiembla sin unirnos de mi mano a vos:
decía: nocturno el coche que a lo lejos ya silencia:
retales tuyos, luego, instintivos sobrevienen desde
algo como el fondo enorme de mis ojos arrasados:
imaginaria, segmenta en cuatro cuadrantes la media
interincisal, línea de referencia y entender que hay:
2.2: amalgamas de plata: 2.1: desadaptada prótesis:
1.4: agenesia: partículas adherentes en hemiarcada:
nicotina, cuerpos cetónicos: de esta sinécdoque nada
fue percibida: un semicírculo, apretados los labios
retazos de infancia en el gesto, hacia abajo: honestas
brilladas de sol, caían, como signos pasibles de leerse
materialmente cifrando el amor en forma de gotas y
lo triste, desde el claro abrasivo de los ojos, los tuyos
aunque también los míos ahí leyendo eso inobjetable:
el agua al banco brillado ahora de luz solar, en el
que no estás ni estoy: caía, cada una, en duele, me
está doliendo: la forma, el lento desplazarse al fin
dando en lo rígido, la nítida imperfección, Clara, de
tu rostro hermoso construyendo en decir la opacidad
del corazón: duele, me está doliendo: cancelaba esa agua
la existencia, la suya, pero también la nuestra: nosotros
que no se pudo, contra un banco en el que urdimos algo
que decir, cuando jamás pensamos qué y dijimos demasiado:

Ignacio Uranga, Bahía Blanca, 1982
de Materna
imagen de Anne Arden McDonald, en Anne Arden McDonald

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