viernes, mayo 08, 2015

curtis bauer. dibujo del silencio de una mujer



Dibujo del silencio de una mujer

Dos noches después de que dejara de hablar
mi mujer tararea tres compases mientras duerme

como si tuviera treinta años más,
sola y lavando la ropa afuera,

no como una especie de castigo
o como marca de su dinastía de pobreza

incluso antes de las guerras en su país,
y aunque el hambre era como un trapo

que todos vestían en esa ciudad, la música
no era un ítem que pudiera ser confiscado,

quitado por los fascistas o las monjas
o las familias ricas que siempre

parecían estar del lado correcto. Esta noche
siete días antes de que volviera a hablar

la calle en la que estará caminando en
su sueño es tranquila y se inclina con facilidad

hacia las montañas con vista al mar.
Nada de ella dentro de esta oscura habitación

indica que yo estoy allí con ella parado
al borde confundido por el viento y la presencia

de ella o de que alguna vez yo haya nacido
o de que ella haya aprendido a hablar

mi lengua y yo la suya. Esta noche
ninguno puede descifrar la lengua del otro.

Nuestros antepasados hablan por nosotros-
alguna oficina de aduana en la frontera

cuyo su suelo se ha ensuciado de papeles
con nuestros impronunciables nombres.


Curtis Bauer, Lubbock, Texas, 1970
en The Real Cause for Your Absence, CR Press Org., Chatanooga, 2013
versión © Silvia Camerotto
imagen en webmd.com


Drawing of a Woman's Silence

Two nights after she stops speaking
my wife hums three bars in her sleep

as if she were thirty years older,
alone and washing clothes outside,

not as some kind of punishment
or indication of her line's poverty

even before the wars in her country,
and though hunger was like a cloth

everyone wore in that town, music  was
not an item that could be confiscated,

removed by the fascists or th nuns
or the wealthy families that always

seem to be on the right side. This night
seven days before she will speak again

the road she must be walking inside
her sleep is smooth and inclines easily

into the mountains with a view over the sea.
Nothing about her within this dark room

indicates I'm there with her standing
on an edge confused by wind and her

presence or that I have ever been
born or that she's learned to speak

my language and I hers. Tonight
neither can decipher the other's tongue.

Our ancestry accounts for us-
some border crossing custom's

office floor is littered with pages
of our unpronounceable names.

No hay comentarios.: